Cursing of the Fig Tree
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from Arabic Gospel Book (17th Century)

MATEO 21:18-22 (NVI)

Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera. Los discípulos se asombraron al ver esto. ¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos. Les aseguro que, si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará.  Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración”

PUBLICIDAD FALSA

El veredicto de Jesús sobre la higuera seca parece muy ajeno a su carácter amable y compasivo. ¿Cuál fue la motivación de su severo juicio a la vida de esa higuera inerme?

Jesús tuvo su entrada triunfal en Jerusalén el Domingo de Ramos y luego, con sus discípulos, pasó la noche en Betania. Él y sus acompañantes están ahora de regreso a Jerusalén, plenamente conscientes de lo que le espera en los próximos días. Entonces se topó con una higuera esperando hallar algunos higos para desayunar.

Los comentaristas de la Biblia dicen que esa no era la estación de cosechar frutos, así que ¿por qué un decreto tan fuerte? Porque el árbol mostraba todas las señales de ser fructífero, aunque no tenía fruto. Eso era como una forma de publicidad falsa, lo que significa ser engañoso o tramposo. La compasión de Jesús va más allá de cualquier cosa que entendamos o merezcamos por su gracia ilimitada, pero Él no puede ignorar que lo tergiversen conscientemente.

Esta es la lección de la higuera estéril. Jesús espera que sus discípulos sean lo que dicen que son… no solo que hablen, sino que hagan lo que predican.

Jesús nunca prometió lo que no podía cumplir y, si queremos ser un reflejo de su imagen, debemos hacer lo mismo. Su fe puede ser pequeña o vacilante, pero ser honesto es lo que Cristo desea, y no debe detenerse ahí. Sea un libro abierto ante el Señor y Él hará realidad su obra fructífera.

REFLEXIÓN

Siéntese en la presencia de Dios y medite en lo siguiente:

• ¿Cuál es el ejemplo que doy a los que me rodean?
• ¿Hay alguna “publicidad falsa” en mi testimonio?
• ¿Qué no está dando fruto en mí?

Al considerar estas preguntas, descanse en el hecho de que Jesús está satisfecho con su honestidad y desea ayudarle a convertirse en un reflejo más claro de su imagen.

ORACIÓN

Señor, deseo reflejar tu imagen. Si hay algo en mí que no permita que esa imagen brille con claridad, házmelo saber para poder dar frutos sanos en y a través de mi vida. Amén.